SOFÍA (dpa) – Los nuevos ricos en el país más pobre de la Unión Europea, Bulgaria, llaman la atención sobre todo por sus limusinas de lujo y sus costosas mansiones en barrios nobles.
¿Cómo puede permitirse un joven, que en su vida ha trabajado de forma legal, una gran mansión o un todoterreno último modelo? Esa pregunta se la hacen numerosos ciudadanos, por lo que las autoridades de este país balcánico han decidido investigar más a fondo el origen de las fortunas de algunos de los nuevos ricos.
Y no es una tarea fácil, a pesar de estos empresarios sospechosos, los denominados «bisnesmeni», hacen ostentación a menudo de su desahogado estilo de vida. Sus carísimos vehículos aparcados junto a locales u hoteles de lujo serían más bien propios de un salón del automóvil.
Pero los «businesmeni» son ocurrentes a la hora de ocultar la propiedad de un inmueble costoso. Muchos de ellos registran su mansión como «edificio en construcción». Otros se declaran propietarios sólo del terreno que circunda la mansión de lujo, apuntan indignados los agentes que investigan este tema en declaraciones a los medios locales.
Sin embargo, una ley relativamente reciente podría suponer un cambio en la lucha en Bulgaria contra el crimen organizado y sus posesiones ilegales. Desde 2013, una comisión especial estatal ha sido dotada con facultades para incautarse de las propiedades de origen delictivo, antes incluso de que el tribunal haya dictado sentencia.
El requisito es que el valor de la propiedad supere en más de 125.000 euros (171.600 dólares) los ingresos que ha declarado oficialmente el propietario durante los últimos diez años.
En 2013, el balance de la Comisión para la Confiscación de Propiedades Obtenidas de Forma Ilegal (KONPI, en búlgaro) fue positivo. Las autoridades se incautaron de propiedades por valor de 12,6 millones de levs.
Los nuevos ricos búlgaros suelen construir sus palacios cerca de las montañas Vitosha, al sur de la capital, Sofia. Otra zona donde también se concentran este tipo de mansiones son los parajes idílicos en la provincia y en la costa del Mar Negro.
Hace tres años, los agentes de hacienda descubrieron con imágenes desde el aire más de 5.000 mansiones construidas ilegalmente, muchas de ellas con piscina, según informaron los medios. Esa fue la razón por la que el ex ministro del Interior Zwetan Zwetanow denominó su país un «oasis para el crimen organizado».
A la mafia local se le acusa de haber acumulado fortunas millonarias mediante el fraude fiscal, el tráfico de drogas, el contrabando de cigarrillos y el negocio del sexo.
Ante este panorama, la comisión de confiscación quiere ser más efectiva y su director, Plamen Georgiev, propuso una nueva regulación a partir de 2014. Prevé poder realizar un control de propiedades cuando éstas ya superen los 60.000 euros en lugar de los 125.000 de hasta ahora. Otra ley permitirá que las mansiones construidas ilegalmente e interceptadas se dediquen a centros infantiles o de ancianos.
Por Elena Lalowa