Venecia, 2 sep (dpa) – La lucha por la igualdad de la mujer es una batalla que tienen que librar juntos hombres y mujeres, según coincidieron hoy en afirmar la actriz franco-argentina Bérénice Bejo y el director Pablo Trapero.
«Es importante que los hombres y mujeres luchen juntos en esto, no unos contra otras», aseguró la protagonista de la aplaudida cinta de cine mudo «The Artist», quien por primera vez rueda en su idioma natal para sumarse a «La Quietud», el drama de Trapero que se presentó fuera de concurso en el Festival de Venecia.
«Es una cuestión de sentido común. Es una lucha para todos. No se trata de ser hombre o mujer, sino una cuestión de igualdad. (…) Esta batalla es para nuestros hijos y es estúpido dividir el mundo de esa forma», secundó Trapero a Bejo, que en la gran pantalla conforma un inquietante trío junto a su hermana, interpretada por Martina Gusman, y su severa madre, encarnada por Graciela Borges, toda una institución en la actuación argentina.
«La persona que intento representar es una mujer que dice lo que piensa y no me asusta decir lo que pienso. Cuando eres fuerte suficiente, puedes vivir tu vida, eso es lo que trato de transmitirles a mis hijos», insistió la actriz de 42 años, que está convencida de que las mujeres siempre han tenido el poder y tan sólo necesitan revelarlo.
«La quietud», un trabajo en el que también participa el actor venezolano Edgar Ramírez, aborda las intricadas relaciones de una familia de oscuro pasado.
El director de 46 años vuelve a explorar las dinámicas familiares para observar un pasado no tan lejano y marcado por las atrocidades de la última dictadura militar (1976-1983).
«Es un poco extraño porque como cualquier retrato de familia está atravesado por el pasado y el pasado en esta película está atravesado por historias muy dolorosas, no solamente personales, pero también de lo que vivimos en Argentina hace muchos años», dijo el realizador en rueda de prensa.
En «La quietud», que recibió un aplauso al término de la proyección, el cineasta reconstruye el pasado desde el presente, a través de lo que lo que van revelando los personajes.
«Y aunque ellos pretenden que ese pasado no existe, que no lo conocen, vuelve con una violencia más fuerte y entonces se ve que esta historia, que en principio es más íntima, termina siendo una historia que habla de una realidad dolorosa en Argentina», añadió.
A diferencia de «El clan», en la que también se acercó a la dictadura a través de una despiadada familia, Trapero pone el centro en el punto de vista femenino. «Fue un gran desafío para mí y también era un objetivo fundamental poder contar un retrato íntimo femenino», indicó el realizador.
«Es una familia llena de secretos, misterios y enigmas pero también con una violencia silenciosa y muy presente», añadió.
La cinta del director de «Leonera» o «Elefante blanco» no es la única película argentina en la 75 edición del Festival de Venecia. En la carrera por el León de Oro concurre «Acusada», un drama protagonizado por la cantante Lali Espósito y dirigida por Gonzalo Tobal.
Por María Luz Climent Mascarell (dpa)