Entre todos los valores que reflejan el buen hacer de una empresa, quizás la transparencia sea el que más ligado está a la ética corporativa. Puede que alcanzar grandes índices de rentabilidad o mantener un rendimiento de alto nivel sean aspectos fundamentales para la viabilidad de cualquier negocio. No obstante, la opacidad se suele poner en contra de quienes la aplican, corriendo riesgos innecesarios ante las autoridades. Ante tal realidad, nada como contratar una auditoría interna para revisar todo lo que sucede dentro de la corporación. Tanto si nadie de la compañía esconde nada, como si sí, los resultados hablarán por sí solos.
Tipos de auditoría que puedes contratar
Antes de nada, te queremos comentar que contratar un servicio de estas características no es algo que se pueda hacer a la ligera. Resulta especialmente importante que la empresa para auditoria interna sea de alto nivel y que cuente con todos los estándares de rigor profesional pertinentes. Ten en cuenta que va a acceder a información sensible que no puede caer en manos ajenas.
Las auditorías internas analizan cada uno de los eslabones de las empresas. Emplean sistemas innovadores para medir el rendimiento y supervisar todo tipo de operaciones. Al concluir el trabajo, emiten un informe que podemos emplear para optimizar cada pequeño engranaje del negocio; asegurando así que nos mantenemos siempre en nuestra mejor versión.
En cuanto a los tipos de asesoría interna que existen, destacan algunas como la de cuentas anuales, la de estados financieros intermedios, la de cuentas justificativas de subvenciones, la de revisión limitada o la de verificación de hechos concretos. Unos cuantos ejemplos de todo cuanto este tipo de despachos puede llegar a hacer por nuestra corporación.
Cómo se hace una auditoría interna
Para entender más en profundidad cómo influye una auditoría interna en nuestro futuro, es importante atender a los métodos que aplican dichos despachos. Podemos decir que, a rasgos generales, este proceso se compone por cinco pasos diferentes que debemos tener siempre presentes. Cada uno es igual de crucial que el anterior, haciendo que todo se resuelva de manera eficiente.
Lo primero es la planificación, analizando así cuándo, qué y cómo se va a auditar. Con esto ya definido, se pasaría a la preparación, que se basa en construir todas las operaciones diarias de cada departamento auditado. Además, sirve para comprobar otras auditorías del pasado para así comprobar cómo han cambiado las cosas.
A continuación, encontramos la ejecución de la auditoría en sí; la cual investiga el cumplimiento de las normas y recoge todo tipo de pruebas con datos concretos. Al finalizar, se pasa a la publicación del informe, donde se detallan todas las cuestiones de interés para, finalmente, pasar al plan de acción, ejecutando así las medidas sugeridas por los auditores.
Ventajas de contratar una auditoría interna
Si tenemos que hablar de una ventaja de contratar este servicio es su capacidad para optimizar el rendimiento corporativo; ya que se eliminan todos aquellos problemas que minan la gestión o la eficacia de procesos. Además, sirve para mantener a la plantilla siempre atenta para que realicen sus labores con determinación; mejorando así aquellos departamentos que todavía no están al 100% de productividad.
Asimismo, cabe comentar el incremento de valor para el negocio en su conjunto, tanto en lo que respecta a las operaciones empresariales como a la reducción de los costes innecesarios. Todo ello estableciendo una gestión de riesgo excelente para esquivar con destreza muchas de las cuestiones que pueden poner en peligro la viabilidad corporativa.
El conocimiento es poder y, si tu empresa es de gran tamaño, no puedes dejar que se te escape la información que podría comprometer tu futuro. Recurre a una auditoría y sabrás todo lo que debes saber en cada momento. Algo que, por otro lado, va a repercutir positivamente en el cumplimiento de la normativa vigente y en la comunicación jerárquica que mantienes con el resto de los departamentos de la compañía.