Berlín, 17 ago (dpa) – Armin Laschet ya ha demostrado cómo dirigir una campaña electoral con éxito. En las elecciones regionales celebradas en 2017 en Renania del Norte-Westfalia, en el oeste de Alemania, el entonces líder de la oposición democristiana consiguió derrotar a los socialdemócratas en su antiguo bastión.
Desde entonces, el conservador Laschet gobierna el estado más poblado del país en coalición con los liberales, y ahora se ha propuesto suceder en la cancillería a su correligionaria Angela Merkel, que no se presenta como candidata en los comicios generales de finales de septiembre.
Laschet nació hace 60 años en Aquisgrán, antigua ciudad imperial a pocos kilómetros del triángulo fronterizo entre Alemania, Bélgica y Países Bajos.
Creció en un hogar católico, se graduó en un colegio confesional y tras estudiar Derecho fue periodista. A través del trabajo parroquial con jóvenes encontró pronto su camino rumbo a la Unión Demócrata Cristiana (CDU), partido con el que se convirtió en concejal del Ayuntamiento de Aquisgrán.
En 1994 entró en el Bundestag, el Parlamento alemán, que entonces aún tenía su sede en Bonn, la antigua sede de Gobierno de Alemania Occidental a orillas del Rin, antes de trasladarse a Berlín pocos años después de la caída del Muro.
Laschet continuó su carrera política en el Parlamento Europeo, al que llegó en 1999. Tras el triunfo democristiano en las elecciones de Renania del Norte-Westfalia de 2005, se convirtió en ministro de Asuntos Intergeneracionales, Familia, Mujer e Integración.
En ese cargo se granjeó una reputación por su postura liberal en cuanto a la inmigración, por lo que se lo apodó «Türken-Armin», en alusión a la población turca.
La CDU volvió a la oposición después de solo cinco años, y en las luchas de poder internas Laschet se impuso en 2012 para asumir como jefe de los conservadores en Renania del Norte-Westfalia. Cinco años más tarde, volvió a llevar a su partido al poder en el Gobierno regional.
Cuando Merkel anunció a finales de 2018 que se retiraría de la presidencia de la CDU, Annegret Kramp-Karrenbauer, ex primera ministra del Sarre, se convirtió en la nueva líder de los conservadores alemanes a nivel nacional.
Luego de su retiro a principios de 2020 tras una crisis política en el estado de Turingia en la que Kramp-Karrenbauer no hizo un buen papel, Laschet se impuso en un congreso del partido como presidente.
Esto le allanó el camino hacia la candidatura a canciller, para la que contó tras un tira y afloja con la aprobación el partido hermano de la CDU, la Unión Social Cristiana (CSU) de Baviera. Laschet se presenta en septiembre como candidato conjunto de ambos partidos conservadores.
Laschet fue vinculado por los medios con la asociación católica ultraconservadora Opus Dei, pero él mismo defiende más bien un catolicismo liberal. Dijo una vez que lo que define a la CDU no es el aspecto conservador, sino la imagen cristiana del ser humano.
Por lo demás, a Laschet le gusta cultivar la imagen de un «alegre renano» al que le encanta el carnaval local y apoyar al equipo de cuarta división Alemannia Aachen, de su ciudad natal. Laschet está casado y tiene tres hijos. Su hijo Johannes es un conocido bloguero de moda.
En la campaña electoral, el candidato conservador trata de ganar puntos con su experiencia al frente de un gobierno regional. Sin embargo, no siempre dio una buena imagen como primer ministro tras la catástrofe de las inundaciones de mediados de julio.
Los críticos también lo han acusado de no adoptar una postura política suficientemente sólida como candidato principal de los democristianos alemanes.
Según algunos comentaristas, la estrategia deliberada de Laschet es comprometerse lo menos posible, al igual que Merkel: «vaguedad radical, máxima conectividad a través de un contenido mínimo», como lo calificó el semanario «Der Spiegel».
Por Klaus Blume (dpa)