Por Monika Hillemacher (dpa) – Frutas extraordinarias como el acai, la acerola, el goji o el noni son consideradas como muy nutritivas. Muchos aficionados al fitness o al wellness les atribuyen propiedades milagrosas. Sin embargo, los consumidores deberían ser un poco escépticos: no existe casi ningún estudio científico que demuestre fehacientemente el efecto especialmente saludable de estas frutas.
La seducción de lo exótico fomenta la fama de las superbayas, opina la bióloga alemana Hilke Steinecke. El acai es originario de las Amazonas, donde los indígenas muchas veces lo chupan en el mercado en estado líquido o como pulpa en pequeñas bolsas de plástico. La cereza acerola es originaria de México y pertenece a las rosáceas. Su pariente cafeínico noni, que huele a moho, se trasladó desde Hawai a los jardines domésticos tropicales. Dicen que Buda ya comía las bayas de goji, endémicas del Himalaya. La demanda de alimentos cada vez más novedosos para cuidar la salud, la belleza y la buena forma, así como el Internet estimulan el deseo exótico, dice Steinecke.
La acerola es considerada como la planta que contiene con diferencia el mayor contenido de vitamina C natural. Es por eso que se le atribuye un amplio espectro de efectos positivos para la salud. Es «indispensable» para la prevención y el tratamiento terapéutico de muchas enfermedades, dice Heinrich Stevens, de la Oficina Federal de Agricultura y Alimentación de Alemania. Entre las enfermedades que, a su juicio, puede curar la acerola menciona la diabetes, enfermedades cardiovasculares, infecciones, el reuma, alergias e incluso el cáncer.
Gracias a la globalización, esas bayas ya se pueden conseguir en casi todas partes, desde Norteamérica hasta Europa. «Sin embargo, como son altamente sensibles, casi nunca se pueden conseguir frescas», dice Steinecke. Por esto, se importan en Europa como zumo o polvo. El procesamiento de un alimento puede repercutir en su eventual efecto para la salud. «Muchas sustancias se encuentran en la cáscara. Al pelar una manzana, se tira parte de las sustancias que protegen la salud», dice Bernhard Watzl, profesor de fisiología y bioquímica.
Generalmente, los zumos y los polvos se mezclan con otras bebidas o alimentos. Por ejemplo, la acerola, también llamada cereza de las Antillas, se utiliza, entre otros fines, para fabricar mermeladas o helados, señala Stevens. A la nutricionista Sarah Schretzmaier le gusta mezclar el acai pulverizado en batidos de puré de espinacas, lechuga y rapónchigo para apoyar una dieta de adelgazamiento.
El noni, también conocido como mora de la India, es una futa rica en enzimas y tiene fama, sobre todo en Australia, como fruta que estimula la belleza. Son sobre todo las modelos que confían ciegamente en su efecto positivo: al parecer, un vaso de noni al día activa el metabolismo e impide la aparición de arrugas. Las pequeñas bayas de goji se ofrecen, al igual que las pasas, en estado seco. Una bolsita puede costar hasta unos diez euros (14 dólares). Antes de consumirlas, hay que remojarlas, para que se puedan agregar al musli o comer como refrigerio. En estado puro, la mayoría de las bayas apenas son comestibles: «El noni sabe a podrido, el acai tiene un sabor ácido y amargo», explica Schretzmaier. Además, el efecto terapéutico esperado exige paciencia: hay que consumirlas diariamente y durante mucho tiempo.
De ninguna manera, los consumidores deben confiar ciegamente en los prometedores efectos de estas bayas. Simplemente, no se han realizado suficientes estudios para medir su efecto en seres humanos, recalca Watzl. Sin embargo, reconoce que «las frutas tienen un espectro especial de ingredientes como sustancias vegetales que influyen en la salud». Entre esas sustancias figuran los polifenoles, antioxidantes como las vitaminas C y E, así como elementos minerales. En las plantas, los polifenoles ejercen un efecto funcional, protegiéndoles de parásitos, por ejemplo. «Como nosotros nos fuimos desarrollando durante millones de años dependiendo de las plantas, los polifenoles también tienen un efecto sobre nosotros», explica el profesor Watzl.
No obstante, el especialista en fisiología y bioquímica duda de que el acai y otras bayas mencionadas sean más saludables que otro tipo de frutas: «Su efecto es igual que las manzanas y las naranjas». Y algunos polifenoles también se encuentran en la misma concentración o incluso mayor en frambuesas, fresas o arándanos. Según el instituto alemán de investigación alimentaria Max Rubner, los arándanos incluso contienen más magnesio que el acai.
Además, muchas superbayas ni han sido descubiertas recientemente ni son tan exóticas como se cree. Prácticamente crecen frente a la puerta de tu casa, como la baya del goji. Esta fruta de origen asiático está muy extendida como arbusto común entre el Mediterráneo y Alemania. Este arbusto espinoso se utiliza muchas veces para crear cercas de plantas vivas y suele crecer en los márgenes de las carreteras en el norte de Europa. Sin embargo, debido a la gran cantidad de gases de escape de los coches, la nutricionista Schretzmaier recomienda no cosechar para el consumo las bayas. Y también las bayas procedentes de países lejanos podrían estar contaminadas por sustancias nocivas.