La odisea emprendedora de dos maestros y su pasión por enseñar

Es lunes por la mañana en la Escuela Arimunani. Las clases han comenzado, y mezcladas en el aire todavía cálido de Septiembre, están las risas de los niños. Y también las canciones, los juegos, los abrazos… Es un lunes feliz.

Cuando Juanma y Xavi empezaron a dar forma a su idea, no fue por casualidad. Estos profesores, con una dilatada experiencia docente en el Colegio Luis Vives, poseen una inquietud constante por el conocimiento, la mejora contínua y la formación. Ambos son firmes defensores de la aplicación de métodos de enseñanza activa e inteligencia emocional en los colegios y adaptan las técnicas de Montessori o Reggio Emilia, entre otras, a su propio modelo educativo.

Después de constatar la inquietud de padres, educadores y alumnos sobre la problemática actual en las escuelas (desmotivación, absentismo, pérdida de valores, desconexión de los alumnos con las materias a las que se enfrentan, educación generalista en lugar de individualista, apatía…) decidieron hacer algo. Algo obvio pero que todavía hoy suena a revolucionario:

Crear un colegio para niños felices.

Empezaron de manera “lean”, como se suele decir hoy en día en el mundo emprendedor. Es decir, con lo esencial: como un complemento a lo que “las escuelas tradicionales” no estaban ofreciendo a las familias. Al principio, ayudaban con clases Particulares de refuerzo, pero también con técnicas de estudio y motivación. Era una enseñanza activa y empática. Los métodos que aplicaban, conseguían que los niños enfocasen sus materias rutinarias y aburridas como algo diferente. Los chavales ganaban confianza en sí mismos, estaban más concentrados y sobre todo: eran niños más felices.

Al observar el cambio tan positivo, acentuado y rápido en los niños que asistían a estas clases complementarias, los profesores decidieron que era hora de encaminar todas sus energías a la creación de una escuela. Un centro en el que pudiesen acompañar al alumno durante todo su desarrollo, potenciando su creatividad y talentos, y ofreciendo una asistencia personalizada a cada niño y a su familia. Encontraron una finca en Son Ferriol que cumplía todos los requisitos que su proyecto demandaba: un terreno para estar en contacto con la naturaleza; donde cultivar su propio huerto y ubicar la granja. Y una casa con espacio suciente para albergar las aulas, el comedor, la guardería, oficinas… Así nació ARIMUNANI.

Desde un primer momento, se fueron haciendo, paso a paso, todas las gestiones necesarias para que la escuela pudiese ejercer su actividad docente en ese entorno natural. Pero finalmente, (pese a todos los esfuerzos que ambos hicieron y aunque la base de su educación es el contacto del niño con la naturaleza) se les ha denegado el permiso para continuar enseñando en esa finca. Deben abandonar su escuela.

En un mes y medio, Juanma y Xavi se ven obligados a crear un nuevo colegio de la nada o a desistir de su sueño.

Pero estos dos emprendedores mallorquines, apasionados y convencidos de que con su modelo educativo están contribuyendo a formar a personas más satisfechas, creativas y felices, han decidido no tirar la toalla. Han aceptado el reto y van a construir, en un mes y medio, las bases para crear el colegio de sus sueños.

El nuevo emplazamiento de ARIMUNANI será en Marratxí. Para poder acelerar al máximo el proceso de reubicación y que afecte lo menos posible al curso escolar, se ven obligados a emplear unas construcciones modulares provisionales que permitirán albergar a los niños en una primera fase. Después, irán sustituyendo estas estructuras temporales por las finales.

El proyecto contempla la creación de una escuela sostenible y autosuciente, basada en el respeto máximo por el entorno natural y por Mallorca. Las obras comenzarán en Septiembre. Y a mediados de Octubre ya estarán instalados los primeros módulos
para reubicar a los alumnos.

Será un centro que servirá de ejemplo para otras comunidades docentes que creen que otra educación es posible, y que crecerá con la participación activa de los niños y de sus familias. Que permitirá el contacto directo con la naturaleza, que tendrá huerto, y también espacios comunes y rincones para la creatividad. Pero que sobre todo, nacerá aplicando los valores que cada día este equipo de profesores enseña a los pequeños:

Determinación, motivación, paciencia, colaboración, esfuerzo, creatividad

El año pasado, se matricularon en ARIMUNANI un total de 64 niños y las solicitudes de matrícula han ido en aumento para el próximo curso 2017-18. Las nacionalidades de los pequeños son variadas: Españoles, suecos, alemanes, británicos e irlandeses. Las familias han sido puntualmente informadas de todo lo acontecido y la gran mayoría de ellas, apoya el proyecto. En estos momentos, el período de matriculación continúa abierto y la escuela sigue recibiendo nuevas solicitudes para el curso que está a punto de comenzar.

El origen del nombre ARIMUNANI, procede de unir los dos vocablos quechuas “ari” y
“munani”, que se traducirían como SÍ QUIERO, SÍ PUEDO. Es además el grito de resiliencia y pasión que une a esta tribu valiente de emprendedores y familias que, como un mantra poderoso, les impulsa a continuar con su sueño de crear un mundo mejor a través de la enseñanza.

COMUNICADO DE ARIMUNANI

www.arimunani.com