La UE vota en medio del escepticismo y el desánimo

6264577wBruselas, 17 may (dpa) – Todo está listo para las elecciones europeas del 22 al 25 de mayo: las campañas están en marcha y se organizan debates y análisis. La única cuestión es si, en medio de una apatía generalizada, sentimientos euroescépticos y el crecimiento de la extrema derecha, los ciudadanos acudirán a votar.

La crisis económica en la Unión Europea (UE) ha alimentado la desilusión hacia las instituciones de Bruselas. Las altas tasas de desempleo siguen siendo una plaga en el bloque «que da alas a cada extremista en Europa», alertó hace poco el ministro de Finanzas irlandés, Michael Noonan.

Algunos analistas predicen que los euroescépticos podrían convertirse en la tercera fuerza del Parlamento Europeo, aunque otros dudan de que vayan a unirse finalmente a la extrema derecha, que ha abrazado el euroescepticismo en su campaña.

La principal preocupación es que los euroescépticos generen caos en los asuntos de la UE, vetando leyes en el Parlamento, impidiendo reformas o bloqueando acuerdos internacionales, por ejemplo a nivel comercial.

«Los euroescépticos esperan quebrar el proyecto europeo usando esos poderes», escriben Mark Leonard y José Ignacio Torreblanca, del «think tank» Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, y los comparan con el movimiento obstruccionista del Tea Party en Estados Unidos.

«Podríamos asistir al extraño espectáculo de un Parlamento en el que muchos de sus miembros quieren asegurarse de que desaparezca», añaden. «Incluso aunque eso no ocurra (…) los euroescépticos podrían hacer a la UE mucho más difícil de gobernar».

En las elecciones, que comienzan el jueves 22 en Reino Unido y Holanda y acaban el domingo 25 con la votación en la mayoría de los países miembros, se elegirá a los 751 miembros de la Eurocámara, responsables de aprobar las leyes en los próximos cinco años.

Unos 400 millones de personas están llamadas a votar en los 28 países del bloque. Pese a que a diferencia de años anteriores esta vez el resultado de los comicios será clave para la elección del presidente de la Comisión Europea (el Ejecutivo de la UE), se estima que la participación electoral será baja, como suele ser habitual en estos procesos.

Los políticos y funcionarios proeuropeos han estado tratando de parar esta tendencia, subrayando los principales logros del bloque, como el de la libertad de movimiento. También argumentan que la UE es fundamental a la hora de tener peso internacional y para evitar las divisiones que llevaron al continente a dos guerras mundiales.

«La UE trajo paz, prosperidad y democracia, aunque ahora atravesemos momentos difíciles», señaló el presidente del bloque, Herman Van Rompuy.

«El final de la crisis tiene que significar crecimiento (…) no extremismo ni polarización, no un Parlamento Europeo dividido en el que populistas irresponsables y demagogos cortos de miras se unirán para destruir el sueño de nuestra unión», afirmó por su parte el primer ministro griego, Antonis Samaras.

Los partidarios de la UE alegan que el bloque tiene que centrarse más, sobre todo ante la frustración pública por leyes que no son vistas como esenciales, como el intento del año pasado de regular que no pueda haber aceiteras o botellas de aceite rellenables en los restaurantes.

«En lo profundo de mi corazón creo que la UE es algo bueno (…) Pero mi sueño europeo no incluye las directivas absurdas», dijo el presidente checo, Milos Zeman, a los legisladores en febrero, en alusión a proyectos relacionados con las bombillas de luz o el consumo de agua de los inodoros.

Es una idea que se ha puesto de moda en Bruselas de cara a las elecciones. El actual presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, hizo popular la frase de que Europa «tiene que ser grande en las grandes cosas y pequeña en las pequeñas cosas».

Las nuevas regulaciones establecen que el sucesor de Barroso tiene que ser elegido «teniendo en cuenta» el resultado de los comicios, aunque hay dudas acerca de si los gobiernos de los países estarán dispuestos a ceder su total protagonismo en esta cuestión.

Los partidos políticos han elegido por primera vez de entre sus candidatos a eurodiputado al dirigente que quieren para liderar la Comisión y esperan que los gobiernos elijan entre ellos.

Si se cumple esta interpretación de las reglas, el nuevo presidente del Ejecutivo de la UE será el postulante del partido más votado. Sin embargo, Van Rompuy, que es quien representa a los gobiernos en la UE, dijo en abril que no es un «ardiente defensor» de esta idea. «Claro que el Parlamento tiene un importante papel», declaró al diario alemán «Süddeutsche Zeitung». «Pero los ciudadanos saben que las grandes decisiones no se toman sólo en el Parlamento».

Por Alexandra Mayer-Hohdahl