BERLÍN (dpa) – En los años ’90 existía la tendencia a verter al motor sin reparos aditivos que supuestamente hacían funcionar mejor el propulsor. Entonces, los fabricantes de estos productos hablaban de mejoras de rendimiento de puntos porcentuales de dos dígitos que eran difícil de comprobar para el conductor normal.
Aún hoy en día hay aditivos para el combustible y el aceite que supuestamente ayudan al coche, pero ¿para qué sirven en realidad?
Las promesas publicitarias de los fabricantes aún son grandilocuentes, aunque son más comedidas que hace 20 años. Lo que sí prometen todos es una alta efectividad con su uso. Por norma se trata de fluidos que se añaden al aceite del motor o al combustible. Se supone que esos aditivos deben reducir la resistencia y el desgaste. Algunos prometen una mejor aceleración y una toma de gasolina más directa.
Los diferentes aditivos para la gasolina deben por ejemplo liberar las válvulas del motor de los sedimentos que atascan la bomba de inyección, mantener el catalizador o el filtro de partículas limpio de residuos y reducir así el consumo de combustible.
«Hasta la fecha, ningún fabricante de vehículos ha dado vía libre a su uso», avisa Carsten Graf, experto del mayor club automovilístico europeo, ADAC, que advierte de los daños que pueden llegar a causar en el vehículo pueden provocar una pérdida de garantía.
Sobre la efectividad, hay unanimidad entre los expertos independientes. «En la mayoría de productos el efecto psicológico en el conductor es claramente mayor que el técnico en el vehículo», dice Götz Michelmann. «Si funcionaran, estarían incluidos en los aceites que están en el mercado o en la gasolina convencional», asegura Graf.
«Los aumentos de rendimiento no demostrables y la supuesta mayor resistencia y vida útil de los motores no merecen el gasto», agrega Michelmann.
«Quien usa marcas de aceite de alto valor y mantiene los intervalos de cambio, no necesitará ningún otro aditivo para el motor», afirma Thomas Schuster, experto de la inspección técnica de vehículos en Alemania (KÜS).
El ingeniero recomienda elegir el motor siguiendo el consejo de talleres o tiendas especializadas, ya que los aceites deben seguir las indicaciones de los fabricantes de automóviles y los requerimientos técnicos de cada modelo. Por ejemplo, aceites completamente sintéticos pueden provocar problemas en los vehículos más viejos.
Schuster considera también superfluos los aditivos para la gasolina. «Los combustibles modernos ya contienen aditivos que optimizan la combustión en el motor y evitan los sedimentos. Al fin y al cabo, el principal factor de consumo está en el pie derecho del conductor».
El ADAC recomienda más hacer una visita a los centros que enseñan a cómo conducir gastando menos combustible que buscar productos milagro.
En esos cursos de un día se enseña un estilo de manejo que puede ayudar a ahorrar hasta el 20 por ciento de la gasolina. El control regular de la presión de los neumáticos y evitar la carga innecesaria en el maletero ayudan en el objetivo de optimizar el consumo.
El uso de aditivos para la gasolina y el aceite tiene algo de esotérico, según los expertos: «Sirven más para que el fabricante tenga beneficios que para el bien del vehículo o el ahorro de combustible».