El próximo 20 de julio se cumplirán 75 años de la «Operación Valquiria”, un atentado fallido que tenía como objetivo asesinar al canciller imperial y Führer (líder) de Alemania desde 1933, Adolf Hitler.
Este atentado en contra del exlíder alemán se produjo en el año 1944 y fue llevado a cabo por un grupo de oficiales que seguían las órdenes del conde Claus Schenk von Stauffenberg, el tercer hijo de una noble familia profundamente católica.
Dicho grupo de oficiales se alió para asesinar a Hitler porque para el año 1943 una gran cantidad de personas rechazaba los estragos que la guerra propiciada por Hitler estaba causando en Alemania y en el mundo. En pocas palabras, Hitler se había convertido a los ojos del coronel conde Claus Schenk von Stauffenberg en un peligro para el país y había que eliminarlo y construir una “democracia a la alemana”.
Por ello, la determinación y convicción de este hombre, lo llevaría a liderar un golpe de estado en el seno de una oposición que se sentía desmoralizada, ya que, había fracasado en todos sus intentos de acabar con el Führer y su régimen.
Cabe destacar que, desde el año 1938, en Alemania, ya existían grupos de oposición al régimen nazi en una dependencia tan importante como el Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania, donde Ulrich von Hasell, Friedrich Graf von der Schulenburg y Adam von Trott zu Solz, todos diplomáticos profesionales, trabajaban activamente formando una red de opositores a Hitler.
A estos grupos ya bastante extendidos se unía la red secreta de opositores formada desde 1938 por el ex alcalde de Leipzig, el derechista conservador Carl Friedrich Goerdeler, junto con otro político de la misma corriente, Johannes Popitz.
Poco a poco todos estos grupos de oposición se fueron uniendo a los conspiradores ya existentes dentro del Gobierno alemán que pretendían derrocar al régimen Nazi para reestablecer la “democracia” en la nación.
Sin embargo, conforme se agravaban las consecuencias de la II Guerra Mundial, también crecía en los grupos opositores la necesidad de evitar la ruina de su país y que Alemania sufriese una desastrosa invasión extranjera.
El 1 de julio de 1944 el coronel Claus von Stauffenberg quedó agregado al Cuartel General del Ejército de Reserva en Berlín, como jefe de Estado Mayor del general Friedrich Fromm, lo cual le permitía infiltrarse a las conferencias de Hitler con los altos jefes militares, que se llevaban a cabo en Berlín, en Prusia Oriental, o en Berchtesgaden y conocer de primera mano las estrategias de su enemigo. Esta ventaja, aceleró la ejecución de la Operación Valquiria.
Fue así como el 20 de julio de 1944, en la conocida “Guarida del lobo”, uno de los cuarteles generales del Führer ubicado en Prusia, y durante una reunión de suma importancia, una bomba estallaba muy cerca de Adolf Hitler.
No obstante, la suerte del dictador estuvo de su mano ese día, ya que, a pesar de que murieron 4 personas y 8 acabaron gravemente heridas, Hitler sobrevivió al atentado debido a la robustez de la mesa que lo protegió de la onda expansiva, pero sus piernas resultaron alcanzadas por duras astillas y quedó con una sordera leve en su oído derecho.
Después de aquel intento fallido, la represión del régimen nazi se incrementó a un punto desmedido, ya que, Hitler y sus aliados empezaron a asesinar a todo aquel que creyeron estuvo involucrado en el Golpe de Estado.
Se calcula que hubo en total unos 5000 arrestos y 200 ejecuciones de opositores al régimen nazi.