(dpa) – El enchapado es de madera y, por lo tanto, igual de sensible a la limpieza. Por ello, los materiales de poros abiertos deben limpiarse en seco, ya que de lo contrario la superficie puede sufrir, explica la iniciativa Furnier + Natur, que impulsa el uso de la chapa de madera.
El tratamiento con esmaltes es posible, pero deben ser aplicados finamente y con un paño de polvo. En cambio, mejor abstenerse de utilizar paños de microfibra. Pueden rayar la superficie si se acumulan partículas más grandes en su estructura de hilos tejidos.
Si la chapa está barnizada, se puede utilizar un paño húmedo pero no mojado. Luego se debe frotar la superficie en seco directamente y sin ejercer presión. También en este caso se deben utilizar paños blandos y evitar las variantes de microfibras.
En ambos casos, el derrame siempre debe eliminarse rápidamente, de lo contrario puede quedar como una mancha. Si el líquido contiene ácido, también se debe limpiar el área limpia con una gamuza húmeda.
Básicamente, se debe evitar limpiar la chapa de madera con productos de limpieza y abrasivos.