(dpa) – El control de estabilidad en los automóviles salva vidas humanas desde hace años. El sistema que también se conoce entre otros con la abreviatura de ESC (Electronic Stability Control) o de ESP (su sigla en alemán) puede estabilizar el vehículo en situaciones extremas de conducción y de esa forma evitar accidentes.
Aun cuando los sistemas tengan distintos nombres según el fabricante y se ajusten de forma distinta en los detalles, el modo básico de funcionamiento es siempre el mismo.
Las ruedas se frenan individualmente de la forma más conveniente en cada situación para evitar el subviraje o el sobreviraje del vehículo, según explica Achmed Leser, de la empresa de certificación germana Tüv Turingia.
«En algunos casos, también hay una intervención directa en el sistema de control del motor, que produce efectos aun más rápidos que la intervención en los frenos», indica Leser. Todo esto ayuda a evitar que un vehículo se desvíe o derrape en situaciones extremas.
Los sistemas modernos también pueden intervenir en la dirección
«Los sistemas actuales incluso intervienen en la dirección y respaldan así adicionalmente al conductor a mantener el rumbo deseado», apunta el experto en autos.
Para poder intervenir en el momento correcto, el sistema vigila permanentemente las señales de diferentes sensores. Compara las cifras de giro de las ruedas, el ángulo de giro y la velocidad de guiñada permite detectar condiciones de conducción inestables en fracciones de segundo.
En caso que el sistema detecte otro comportamiento de conducción diferente al especificado por el conductor, interviene inmediatamente en la conducción.
Según Leser, esto permite que el vehículo mantenga su rumbo siempre que esto sea físicamente posible. «Por supuesto que también sigue habiendo situaciones en las que un ESC muy moderno tampoco puede ayudar», añade.
¿Por qué puede desconectarse con un botón?
¿Y por qué en algunos vehículos este sistema de seguridad puede desconectarse presionando un botón? Leser detalla que algunos fabricantes ofrecen diferentes modos de empleo; por ejemplo, para permitir una conducción ampliamente deportiva.
«De esta manera, los umbrales de regulación de los sistemas se desplazan, por lo que las intervenciones reguladoras se producen un poco más tarde», señala y agrega que hoy en día unos pocos fabricantes dan la posibilidad de desactivar por completo el ESC.
Leser precisa que por regla general, la desactivación manual solo desactiva el sistema de control de tracción (TCS), que impide que las ruedas derrapen. «Esto puede ser útil en algunas situaciones de carretera, como cuando se empieza a transitar sobre superficies resbaladizas en invierno».
La historia del ESC
Según indica Tüv Turingia, los sistemas ESC fueron desarrollados por la empresa Bosch en 1995 e inicialmente fueron introducidos en los vehículos de alta gama.
El gran debut de los programas de estabilidad electrónica tuvo lugar en 1997, durante el denominado test del alce. Por entonces, un nuevo modelo de automóvil compacto volcó durante una rápida maniobra de esquiva y quedó dado vuelta sobre el techo.
Este acontecimiento allanó el camino para el uso generalizado de los sistemas electrónicos de control de la dinámica de conducción, que mejoraron la seguridad de conducción de manera decisiva.
Según apunta la Oficina de Investigación de Accidentes de las Aseguradoras alemanas (UDV), los sistemas electrónicos evitaron solamente entre 2000 y 2013 unos 200.000 accidentes y le salvaron la vida a unas 6.000 personas.
Desde la prueba del alce, el ESC es considerado un sinónimo de seguridad en la conducción, aunque su introducción masiva en los vehículos cero kilómetro llevó casi 20 años. En noviembre de 2014 este sistema se volvió obligatorio en cada nuevo coche en Europa.