NUEVA YORK (dpa) – La representación de «Carmen», la célebre ópera de Georges Bizet, consigue arrancar una temporada más, desde el pasado 30 de septiembre, los aplausos del exigente público de la Metropolitan Opera de Nueva York. Pero en esta ocasión, «Carmen» tiene un toque más español que nunca: el marcado por la batuta del andaluz Pablo Heras-Casado al frente de la orquesta en las primeras ocho representaciones de la pieza.
El mítico melodrama francés, estrenado en París en 1875 y ambientado en Sevilla, sumerge al espectador en las intensas vivencias de la bella y temperamental Carmen y sus idilios amorosos con el cabo José y el torero Escamillo.
La mezzo-soprano georgiana Anita Rachvelishvili encarna en esta representación a la emblemática gitana trabajadora de la fábrica de tabacos de Sevilla, en una producción dirigida por Sir Richard Eyre. El británico hace doblete en la Met en el curso 2014/2015 tras haber producido también «Le Nozze di Figaro», y que supuso el estreno de la temporada para el emblemático teatro neoyorquino.
El granadino Heras-Casado (1977) asume con sorprendente calma su meteórica carrera como director de orquesta. Tras debutar el año pasado en la Met con el «Rigoletto» de Verdi, Heras-Casado se ha hecho un hueco en la prestigiosa ópera neoyorquina y no duda en reconocer el privilegio y el honor que le supone dirigir aquí.
«La Metropolitan no tiene comparación con ninguna otra ópera del mundo, por su historia, tradición, su público exigente y el trabajo de James Levine (director musical de la institución), que ha convertido en los últimos 30 años a la Met en lo que es en la actualidad», asegura.
Para el maestro, uno de los principales atractivos de la Metropolitan es la posibilidad de crecer como artista gracias a la experimentación. «‘Carmen’ o ‘Rigoletto’ son piezas históricas, con miles de representaciones a sus espaldas, pero que están abiertas a nuevas maneras de representarse y donde puedo proponer mi visión sin que sea un impedimento», destaca.
Atrás quedan las angustias sufridas por esta histórica Ópera de la Gran Manzana el verano pasado, cuando los problemas financieros le llevaron a negociar con los sindicatos los salarios de sus trabajadores y lograr un acuerdo in extremis para terminar con una huelga que amenazaba con el normal desarrollo de la temporada.
El verano pasado (boreal), Heras-Casado fue nombrado principal director musical invitado del Teatro Real de Madrid. El maestro afronta el reto «con mucha ilusión y orgullo», con intención de abrir sus propias fronteras y exponer sus propias ideas en cuanto a directorio. En marzo será el director en el estreno absoluto de «El Público», de Mauricio Sotelo, para posteriormente subir al podio en el concierto del «Requiem de Guerra» de Benjamin Britten.
Tras la reciente advertencia del Tribunal de Cuentas sobre la inviabilidad del Real, que pocos días atrás instaba al coliseo madrileño a adoptar medidas económicas urgentes, Heras-Casado considera que «no se puede juzgar un teatro igual que un banco o una empresa». «No sé si el Tribunal de Cuentas piensa en términos culturales, seguramente no y así nos va», añade.
Y es que el maestro granadino no evita expresar su lamento por la situación española en la actualidad y apunta a que su origen, en parte, proviene de la escasa importancia que los gobernantes dan a la cultura. «Un poco más de cultura vendría bien a los políticos para generar valores que no existen hoy en día», afirma, al tiempo que asegura que «la cultura no está en crisis, lo que está en crisis es la vida política».
Para el español, la fuga de cerebros no sólo se refiere a científicos e ingenieros, sino también músicos y otros artistas. Aunque reconoce la importancia de que un músico desarrolle su formación fuera de su país, lamenta que en la actualidad en la mayoría de los casos se trate de fugas forzadas porque «la música no está considerada un bien necesario en España, la clase cultural española es bastante limitada y el músico español, a diferencia de lo que sucede en otros países europeos y en América, pocas veces tiene prestigio social y se valora tu trabajo».
Elegido mejor director del 2014 por la prestigiosa publicación «Musical America», Heras-Casado insiste en que valora el reconocimiento al trabajo bien hecho y por eso considera extraña la figura del premio. «Yo gano el aplauso del público después de una actuación. Aunque el premio sea un reconocimiento a algo, no deja de ser un adorno para el que lo mira desde fuera», asevera.
Con expresión humilde y mirada serena, Heras-Casado habla desde su camerino de la Metropolitan de Nueva York, instantes antes de comenzar la séptima de las ocho representaciones de «Carmen» que dirige esta temporada. Asegura que «le tiene ganas a todos los repertorios y a todas las óperas, no solo a las grandes» y que no olvida su afán de avanzar en la creación contemporánea. Algo que no sorprende considerando su inusualmente variada biografía, que abarca un amplio repertorio sinfónico y operístico.
El maestro también reconoce los estragos que la crisis causa en los más vulnerables. Por eso, desde junio pasado, es también una de las caras visibles de la ONG Ayuda en Acción. «Me ofrecen la oportunidad de salir de la burbuja en la que a veces estamos los artistas y hacer algo más». Entre las próximas acciones de colaboración con esta ONG española, y con la intención de visibilizar la situación de pobreza y carestía de muchos españoles, el director de orquesta anuncia la próxima celebración de un concierto benéfico en el Teatro Real de Madrid.
Quien ha logrado subirse al más exigente de los podios internacionales tiene la clave del éxito para los músicos y artistas que se están abriendo paso en la actualidad: trabajo, disciplina y pasión. Instantes antes de enfundarse su traje para dirigir a la prestigiosa orquesta de la Met Opera de Nueva York, el granadino recuerda que «no hay que querer ser Plácido Domingo o Karajan, sino querer ser uno mismo y perseguirlo con todas las fuerzas». «La vida es la que te va a decir a dónde te lleva», concluye.
Por Sergio Rozalén