Los españoles dormimos poco y mal. Así de lapidaria era la conclusión de la Organización de Consumidores OCU tras realizar el año pasado una encuesta sobre los hábitos de sueño. En concreto, 7 de cada 10 españoles no duermen todo lo que sería recomendable.
De media, según OCU, dormimos 6:59 h, unos seis minutos menos que los portugueses (7:05 h), nueve menos que los italianos (7:08 h) y casi media hora menos que los belgas (7:25 h). El 71% de los encuestados por la organización tiene una mala calidad del sueño, aunque el 40% no es consciente de sufrir un problema.
Dificultades para conciliar el sueño durante tres o más noches a la semana era lo que encontraban uno de cada cinco encuestados por OCU, y detrás estaban diversas razones: quebraderos de cabeza como los problemas económicos, ansiedad y estrés, ruidos, incomodidades o dolores…
Sabedores de los peligros que conlleva la falta de sueño, muchas personas tratan su insomnio con medicamentos para dormir, pero estos deben contar con supervisión médica y ser usados durante un tiempo limitado.
Peligros de la falta de sueño
El Instituto de la Medicina del Sueño señala las consecuencias de dormir poco o mal. La excesiva somnolencia durante el día o los cambios de humor son los más evidentes, además de un considerable aumento del estrés.
Es más, su web alude a estudios recientes que demuestran que, después del tercer día sin dormir, pueden aparecer alucinaciones y locura temporal, e incluso que el ser humano no puede vivir sin dormir más allá de entre 10 y 15 días. “Los estudios demuestran”, explican, “que las probabilidades de sufrir alguna enfermedad psiquiátrica aumentan en un 49% cuando los problemas para dormir se vuelven crónicos”.
Ahondando en las consecuencias de la falta de sueño, a nivel fisiológico se manifiesta en la habilidad para procesar la glucosa. Es decir, puede provocar niveles altos del azúcar en sangre, y favorecer problemas como el sobrepeso o la diabetes. Con la falta de sueño también disminuye la temperatura basal, responsable del ritmo cardíaco, por lo que pueden aparecer arritmias o paradas cardiorrespiratorias nocturnas.
Una noche en vela genera que, al día siguiente, la capacidad de asumir nueva información se reduzca en casi un 40%, según el Instituto de Medicina del Sueño. La persona estará más lenta e imprecisa (jugándose el puesto de trabajo), además de exponerse a pérdidas de memoria.
La música como aliada para dormir
A la música siempre se le ha atribuido una capacidad para influir sobre nuestro cuerpo y nuestra mente, tanto que se dice ya desde la Antigüedad que es capaz de calmar el alma. Sonido, ritmo, melodía y armonía son elementos capaces de influir sobre nuestras necesidades físicas, mentales, cognitivas o sociales, y por eso existe la musicoterapia.
El doctor japonés Takundo Endo, especializado en la neurociencia del sueño, identifica entre las diferentes categorías musicales a las canciones relajantes. Ha realizado experimentos para identificar las melodías que facilitan la somnolencia, como el que realizó en Tokio en una sala de conciertos con 1.500 personas.
Aunque más de la mitad de los asistentes no pegó ojo, el diario británico The Times señaló que, para el doctor, se hizo obvio que canciones como Nocturne de Chopin o el Concierto nº1 para piano de Thaikovsky facilitaron el tránsito.
Antes de acudir a las pastillas, por lo tanto, se recomienda optar por este tipo de métodos más naturales. Mevoyadormir.com, por ejemplo, concentra información sobre musica para dormir y conciliar el sueño. Según explican, el tempo lento, la ausencia de letra o los instrumentos suaves son características comunes de la música para dormir o música relajante para caer dormido.
Por otra parte, entre la música gratis de Youtube, hay un canal de música para dormir llena de listas de reproducción con música relajante.
Otros consejos para conciliar el sueño
Como recuerda la OCU, no está de más revisar los hábitos de sueño cuando se tienen problemas para dormir. En primer lugar, habría que evitar el uso de estimulantes como el té, el café y otras bebidas con teína o cafeína. El alcohol, el tabaco o las cenas copiosas antes de irse a la cama tampoco ayudan.
Cuando se está cansado durante el día, la siesta parece una solución eficaz. Sin embargo, prolongarla más de 20 minutos no atajará el problema. Tampoco está recomendado practicar ejercicio físico intenso antes de irse a la cama, ver la televisión hasta altas horas o consultar el móvil o la tableta en la cama.
Lo que sí se debe hacer alguna rutina relajante antes de irse a domir, y procurar que no haya ruido ni luz en la habitación, que además debe tener una temperatura adecuada. Los horarios adecuados también ayudan, por lo que hay que conseguir mantener horarios regulares al acostarse y al levantarse.
Si pese a ello los problemas continúan, habrá que considerar ponerse en contacto con un profesional.