KOH PHANGAN, TAILANDIA (dpa) – Bajo las palmeras cocoteras se abrazan parejas de enamorados, mientras los adolescentes beben hasta el límite de la inconsciencia y hacen sus necesidades en el mar. Por toda la isla suena una atronadora música de rave y miles de fiesteros ingieren alcohol barato de pequeños y coloridos recipientes de plástico. El ritual se repite cada mes: vuelve a ser Luna llena en Koh Phangan.
Conocidas como Fiestas de la Luna llena, estos eventos ocupan desde hace unos 30 años una fecha fija en el calendario de muchos de los turistas que se acercan a Tailandia. La isla de Koh Phangan se sitúa en el golfo, al norte de la vacacional Koh Samui. Y todos los meses, cuando llega la Luna llena, recibe unos 30.000 visitantes, en su mayoría procedentes de Reino Unido, Alemania, Francia y Australia.
Muchos bailan enfundados en llamativos bikinis o se mueven cubiertos por «bodypainting» a través de los espectáculos de láser. «La mejor noche de mi vida», afirma un británico, mientras se esfuerza por mantenerse en pie. «No basta con una noche». A quien no le baste con cerveza o cóctels, le resultará fácil encontrar marihuana y otras drogas más duras.
A la mañana siguiente, después de una larga noche de fiesta, llega el crudo despertar: la playa de Haad Rin, en la parte sur de la isla, está cubierta con botellas y recipientes de plástico. Puede que la Luna llena sea la responsable de tanta fiesta salvaje, aunque mucho más probable es que lo sean el alcohol y las drogas. Apenas hay fiestas que acaben sin heridos.
Deshidratación, quemaduras y heridas por cortes son los casos más frecuentes, pero también hay situaciones más graves. «He visto cómo un tipo se caía de una plataforma elevada, dándose un fuerte golpe en la cabeza, porque estaba borrachísimo», cuenta Christina, una turista australiana. Además, con frecuencia se producen peleas, robos e incluso violaciones y casos de muerte.
Según Prachoom Ruengthong, de la policía de Koh Phangan, a menudo los turistas están demasiado ebrios como para preocuparse por sus pertenencias, y por eso suceden este tipo de incidentes. En su mayoría, los accidentes mortales están protagonizados por gente borracha. Y algunos se ahogan.
Ante esta situación, las autoridades planean actuar con más contundencia: tres días antes y después de cada fiesta de la Luna Llena la policía vigila la playa y los alojamientos. Además, se han instalado varias cámaras de vigilancia, y desde entonces hay menos robos, afirma la directora de un hotel Nok Suwanchai. Para luchar contra el tráfico de drogas están intentando nuevas fórmulas: «los dealer no venden a los tailandeses, así que utilizamos a extranjeros para las investigaciones», cuenta Prachoom.
Las drogas más populares son la cocaina, la marihuana y el MDMA (éxtasis). En Tailandia, la pena máxima para el tráfico de drogas es la muerte, mientras que el consumo puede ser castigado con la cárcel o con multas.
La asociación de empresarios de Haad Rin apoya a la policía, pues les interesa que las fiestas transcurran de forma pacífica. Según afirma el portavoz Boonprasob Tuaycgaroen, la asociación incluso compró detectores de metal para que los agentes «puedan buscar armas» y también corren con los gastos del transporte de emergencia de heridos a Koh Samui.
Además, tras tanta fiesta los agotados turistas podrán ahora descansar en una nueva zona creada a tal propósito. Y con el dinero de la entrada que da acceso a ésta se pagará la limpieza de las playas. Según el jefe de policía Prachoom, parece que las medidas están surtiendo efecto: actualmente se denuncian unos tres casos de robos, ataques o violaciones por noche, frente a los diez a los que se llegaba a veces antes. Y, de momento, los turistas no se quejan de un menor disfrute: «No afecta a la fiesta», comenta la alemana Denise.
Por Siraphob Thanthong-Knight (dpa)