Barcelona, 27 nov (EFE).- La Red de atención a personas sin hogar ha organizado hoy un «flashmob» para denunciar la situación de urgencia residencial que se vive en España y ha hecho público un manifiesto en el que se pregunta si «¿es pedir demasiado?» que todo el mundo tenga «un hogar, un lugar al que volver».
El acto, celebrado este mediodía en la plaza de Sant Jaume de Barcelona, se ha organizado de forma simultánea en treinta ciudades españolas con motivo de la celebración mañana del Día de las Personas Sin Hogar.
La responsable del Programa Sin Hogar y Vivienda de Cáritas Diocesana de Barcelona, Teresa Bermúdez, ha destacado a Efe que su objetivo es «visibilizar la situación, ofrecer una vivienda digna y adecuada para todas las personas y dar a conocer a los ciudadanos esta situación, las causas estructurales, para desculpabilizar a los que la sufren y sumar esfuerzos».
Los cerca de 200 asistentes al acto, la mayoría vestidos de negro tal y como se les había convocado, se han puesto máscaras blancas y han guardado cinco minutos de silencio ante del Ayuntamiento de Barcelona y el Palau de la Generalitat.
Tras los cinco minutos de silencio, han colocado en la plaza unas pequeñas casas de cartón ante un gran «2015», el año en el que estas entidades quisieran que «no hubiera nadie viviendo aún en la calle, que nadie se quede sin una vivienda digna en Barcelona».
Tras los actos simbólicos de visualización y para exigir una vivienda digna y adecuada para las personas sin hogar, Bermúdez ha leído un manifiesto que comienza: «Yo tenía una casa… y fui feliz mientras vivía allí».
El manifiesto explica, en primera persona, cómo cambia el mundo de una persona que se queda sin hogar y relata: «Mi casa fue siempre mi lugar de referencia, donde me sentía seguro, acompañado y podía ser yo mismo, allí me sentía persona y formaba parte de la sociedad».
«Todo el mundo y mi vida se vino abajo cuando me vi fuera de mi casa, en la calle», añade el manifiesto, que también indica: «Cuando llegas a la calle el aspecto psicológico hace que estés al límite, no tienes comida, no descansas, tienes miedo a robos y agresiones… tardas en darte cuenta que has tocado fondo, que vives en una fragilidad constante».
«Tener un hogar es tener un lugar al que volver, donde alguien te pueda esperar, donde sentarte cómodamente, donde tener una mesa para comer, una ducha, una cama para descansar… en definitiva un hogar, tu hogar. ¿Esto es pedir demasiado?».
Un ejemplo de esta situación es Leopoldo, que lleva 5 meses viviendo en una habitación pagada por Cáritas, y quien ha asegurado a Efe que la oenegé católica ayuda a los que están en su situación.
«Yo era pintor, me quedé sin trabajo y con lo que cobro ¿cómo comes?, ¿cómo almuerzas?», ha lamentado Leopoldo, a quien dentro de un mes Cáritas ya no podrá seguir pagándole la habitación y se quedará «en la calle».
El acto ha sido organizado en Barcelona por la Red de atención a personas sin hogar (Xapsll, según sus siglas en catalán), por iniciativa de Cáritas, que en cada ciudad ha buscado a una entidad que ayude a las personas sin hogar.