Hamburgo, 23 may (dpa) – Hamburgo anunció hoy su decisión de prohibir la circulación de camiones y automóviles diésel antiguos altamente contaminantes en tramos de dos calles a partir del 31 de mayo para mejorar la calidad del aire, convirtiéndose así en la primera ciudad alemana en tomar esta medida restrictiva.
La noticia se esperaba desde hace días en la urbe portuaria del norte de Alemania, donde desde la semana pasada varios operarios comenzaron a colocar un centenar de señales que informaban sobre desvíos alternativos y sobre vetos al paso de vehículos.
La prohibición al tráfico de automóviles diésel antiguos y de camiones se comenzará a aplicar a partir del 31 de mayo en partes de dos vías del barrio hamburgués de Altona-Nord.
En Hamburgo, con una población de cerca de dos millones de habitantes, circulan a diario unos 265.000 vehículos diésel, según datos de la Oficina Federal de Transporte (KBA). De ellos, cerca de 165.000 son automóviles viejos que emiten una gran cantidad de gases contaminantes.
La intención de la corporación municipal de Hamburgo, de tinte socialdemócrata, es comenzar prohibiendo el tráfico de camiones en algunas calles y, en otras, vetar la circulación de automóviles, eso sí, con excepciones, como por ejemplo ambulancias, residentes, vehículos de reparto y taxis que recogen y dejan a pasajeros.
En los primeros días, la Policía de Hamburgo llevará a cabo una labor informativa y no pondrá multas. Más adelante, no respetar las restricciones podrá costar 25 euros (30 dólares) a los propietarios de automóviles y 75 a los conductores de camiones.
El debate sobre la prohibición de coches altamente contaminantes en entornos metropolitanos, que en un inicio tenía en Alemania un carácter puramente local, ocupa ahora a la primera plana política del país.
Los esfuerzos se redoblan para hacer equilibrios que sirvan para contentar a la poderosa industria del automóvil germana -de la que dependen miles de puestos de trabajo- y a una ciudadanía cada vez más preocupada por el impacto que las emisiones tienen en el medio ambiente y en su salud.
A ello se suma además la presión de Bruselas, donde la Comisión Europea precisamente la semana pasada demandó a Alemania por no haber reducido suficientemente la contaminación atmosférica.