Madrid, 15 mar (dpa) – El fútbol español aceptó el desafío que le propuso la Liga de Campeones en octavos de final y Real Madrid, Barcelona y Sevilla enviaron un mensaje de superioridad a sus rivales. Especialmente al golpeado fútbol inglés.
Diciembre planteó un escenario indeseado para los equipos españoles. El Atlético de Madrid fue eliminado en la fase de grupos contra todo pronóstico y a sus otros tres conjuntos la fortuna les deparó enfrentamientos mucho más que exigentes. En cambio, el fútbol inglés presumía de tener cinco equipos en octavos de final, un récord. La supremacía del fútbol español estaba en jaque.
El Real Madrid pareció tener la peor de las fortunas. Le tocó el Paris Saint-Germain (PSG), el equipo de los petrodólares y de Neymar, el rival que nadie quería. Además, a final de año el conjunto blanco padecía lo más cercano a una crisis. No era el favorito, ni mucho menos.
Pero llegó febrero y el campeón de Europa ejerció de tal. El PSG cayó por un global de 5-2 y el encuentro de París fue una gran exhibición del equipo de Zinedine Zidane, que inmediatamente recuperó su condición de favorito a revalidar el título que ganó en las dos últimas ediciones.
«Nunca hay que dar al Real Madrid por muerto», diría Sergio Ramos, capitán del conjunto blanco.
El Sevilla también parecía acudir a octavos como víctima propiciatoria. En diciembre pasaba por un mal momento que desencadenaría en la destitución del técnico argentino Eduardo Berizzo a final de año. Y encima se tenía que medir al Manchester United, que se presentaba con José Mourinho, su historia y los 350 millones de euros gastados en fichajes durante las dos últimas temporadas.
El equipo andaluz se presentó en la eliminatoria como quinto clasificado de la Liga española y un nuevo entrenador, el italiano Vincenzo Montella. Mereció ganar en la ida, pero se quedó con un empate sin goles porque David de Gea, el arquero del United, así lo quiso.
Sin embargo, el Sevilla dio un tremendo golpe de autoridad y de reivindicación con su victoria 2-1 en Old Trafford y nadie podrá decir que fue injusto su pase. Más bien lo contrario.
«Si este partido ha escrito historia en el club, estoy orgulloso de haber formado parte, fue una noche mágica», reconoció Montella tras vivir la primera clasificación del Sevilla para cuartos de la Liga de Campeones desde que existe este formato.
El Barcelona completó el miércoles el trío del equipos españoles en cuartos de final. Ningún país tendrá más en el sorteo que se celebrará mañana en Nyon. El equipo azulgrana resolvió por 3-0 su compromiso ante el Chelsea, otro conjunto inglés que quedó fuera prematuramente del torneo. El tercero fue el Tottenham, eliminado por la Juventus.
A pesar de lo que pudiera decir el resultado, no fue sencillo para el Barcelona, que una vez más se encomendó a Lionel Messi para salir del problema. El astro argentino hizo dos goles y dio una asistencia para dejar sin nada al actual campeón de la Liga inglesa.
«Messi es un ‘súper-top’, ha sido devastador», confesó Antonio Conte, el preparador del Chelsea y un hombre muy señalado con la derrota. Nadie apuesta por su continuidad en el equipo inglés para la próxima temporada.
A la Premier League le quedan Manchester City y Liverpool, mientras que el fútbol italiano tendrá a otros dos representantes: la Juventus, resucitada ante el Tottenham, y Roma, que sólo pudo eliminar al Shakhtar Donetsk por el valor doble de los goles en campo contrario en caso de empate (2-2).
El octavo conjunto en cuartos de final será el Bayern Munich, que impuso el peso de su historia para eliminar al Besiktas turco por un explícito marcador global de 8-1. Pese a los millones y los nuevos ricos, el ritmo de la Champions lo siguen marcando, por ahora, los mismos de siempre.
Por Alberto Bravo (dpa)