Yuba, 30 sep (EFE).- El tráfico y el mal estado de las calles de la capital sursudanesa hacen que el medio de transporte favorito de sus habitantes sea una moto conocida como «buda buda», que puede hacer las veces de taxi y, por su rapidez, hasta de ambulancia.
A cambio de un módico precio, los ciudadanos, en su mayoría estudiantes y licenciados universitarios, se desplazan de dos en dos y a gran velocidad por las avenidas y callejuelas de Yuba, atravesadas con gran destreza y cierto peligro por sus conductores.
Los «buda buda», que forman parte del paisaje urbano de Yuba desde hace años, se internan con los pasajeros por lugares donde es imposible que entren otros medios de transporte más grandes.
Se cuelan sin problemas en callejones sin asfaltar y de curvas sinuosas, y no le temen a la noche, cuando los autobuses dejan de trabajar debido al mal estado de muchas calles y a la situación de inseguridad que vive la capital sursudanesa.
En muchas ocasiones, los vecinos de Yuba incluso recurren al «buda buda» para trasladar a los enfermos a los hospitales, por lo que también cumplen el rol de ambulancias.
Pero, sobre todo, se han convertido en verdaderos taxis populares para los comerciantes y funcionarios que desean llegar pronto a sus lugares de trabajo, especialmente en las horas punta de los grandes atascos.
En el caso de los estudiantes, estos optan por acordar con el conductor un «bono mensual» por trasladarlos diariamente a la escuela.
«Yo, personalmente, tomo el ‘buda buda’ cuando dejan de funcionar los otros medios de transporte público y cuando hay atascos, pero lo negativo de esas motos es que algunos las emplean para robar y arrebatar los bolsos a la gente», dice a Efe Martin John, vecino de Yuba.
Otro de los «peros» que les achacan a este medio de transporte es que causan un promedio de unos 500 accidentes al año, debido a la temeridad e imprudencia de los chóferes, algunos de los cuales no tienen reparos a la hora de subirse a la moto bajo los efectos del alcohol, pero sí para ponerse el casco, de uso obligatorio en la capital.
Sin embargo, el periodista y analista Ayo Loul destaca que «el ‘buda buda’ es el transporte público más extendido en la ciudad, porque es veloz y ofrece un servicio a precios adecuados, por lo que no cree que las autoridades puedan prescindir de este medio».
En ese sentido, indica que para los ciudadanos de Yuba «es muy importante porque carecen de medios de transporte particular, y los autobuses públicos son insuficientes para cumplir las necesidades de la gente, además del deterioro de la calles secundarias».
Desde el punto de vista legal, el «buda buda» debe contar con permisos anuales que son renovados por las autoridades.
Además, los conductores cuentan con un sindicato que los representa y lucha por sus derechos laborales.
Antiguamente, la mayoría de ellos eran extranjeros, especialmente ugandeses, pero el Gobierno les prohibió desempeñar este tipo de trabajo para dar una oportunidad laboral a los ciudadanos sursudaneses.
William Jago recuerda en declaraciones a Efe que comenzó a trabajar como conductor de «buda buda» a cambio de un porcentaje semanal que le pagaba el dueño de la moto.
«Pero después de tres meses logré comprar una y con lo que gano -unos 200 dólares semanales- mantengo a mi familia y pago los gastos de estudios a mis hermanos menores», destaca.
Jago cobra cinco libras sursudanesas (unos dos dólares) por un trayecto corto y unas diez (cuatro dólares) por carreras más lejanas dentro de Yuba, pero hay casos en que la tarifa puede alcanzar hasta 50 libras (20 dólares), si la carrera se hace de noche.
Atem Simon